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Óscar Sánchez: del poder al show de poca monta

Mientras el exalcalde Sánchez juega a promotor de eventos, Adolfo Solís consolida un gobierno cercano y con resultados palpables.

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En la política local siempre hay personajes que se resisten a salir de escena, aunque la función ya haya terminado hace rato. Óscar Sánchez García, ex presidente municipal de Almoloya de Juárez, es uno de ellos. Su reciente reaparición pública, ahora como organizador de eventos, es un espectáculo en sí mismo, pero no precisamente de los que llenan de orgullo a la audiencia.

Y es que resulta complicado tomar en serio a quien carga con un historial de señalamientos de corrupción y el nada honroso título de presunto deudor alimentario. El “regreso” de Sánchez tiene más aroma a nostalgia mal disimulada que a proyecto político. Al final, el único suspenso que genera es si pagará la pensión pendiente antes de animar su próxima cabalgata.

Mientras tanto, Almoloya de Juárez vive una realidad distinta. Bajo la administración de Adolfo Solís Gómez, el municipio ha visto avances concretos en infraestructura vial, coordinación intermunicipal, rescate de fraccionamientos y pueblos olvidados y programas sociales que aterrizan en las comunidades. No son promesas de feria, son resultados verificables que la gente percibe en su día a día.

La diferencia es clara: Sánchez reaparece con espectáculos de luces y dinero de procedencia incierta; Solís trabaja con hechos y respaldo ciudadano. Uno busca reflectores, el otro camina calles. Y aunque no todo en el municipio es perfecto, lo cierto es que el actual alcalde ha demostrado que no necesita jaripeos ni cabalgatas para probar compromiso: lo demuestra atendiendo de frente a las familias.

El contraste se vuelve casi cómico. Mientras el exalcalde insiste en proyectarse como figura pública, su imagen se reduce a un mal chiste local. No es burla gratuita, es el resultado de tres años de gestión ausente, marcada por el desprecio hacia su propia gente.

Hoy, el verdadero reto de Almoloya de Juárez no es entretenerse con reapariciones pintorescas, sino consolidar un modelo de gobierno eficiente, transparente y cercano. Y en ese escenario, Adolfo Solís Gómez parece estar escribiendo una historia distinta, muy lejos del espectáculo barato en el que insiste Óscar Sánchez.

¿Qué preferirá el pueblo almoloyajuarense? Eso va más allá de la opinión y pluma de este humilde columnista.

DAM

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